CONTROL DE LAS FIESTAS NOCTURNAS
La fiesta de Haloween, importación norteamericana, se ha convertido en una fiesta absurda.
No es que me parezca mal que los niños pequeños se disfracen, y se lo pasen bien, todo lo contrario; sin embargo las fiestas nocturnas para jóvenes y no tan jóvenes se están convirtiendo en un libertinaje de alcohol y en algunos casos drogas que amenazan peligro.
La muerte de tres jóvenes en Madrid, una desgracia tremenda, debido a una montonera de personas en uno de los accesos a las cuatro de la madrugada, es una muestra de la falta de control en este tipo de fiestas; imposible por otro lado de ejecutar, al haber casi diez mil personas, e incluso puede que más en el recinto Madrid Arena.
La tragedia que viven esos padres, nos debe hacer meditar a todos y especialmente a los padres de jóvenes que en estas edades salen a disfrutar.
¿No nos estaremos pasando en permisividad? ¿Qué hace una niña de diecisiete años a las cuatro de la madrugada fuera de su hogar?
¿Por qué no se controla el consumo de alcohol?
En fin; es un problema de valores, de orden de una sociedad desnortada totalmente.
Vaya desde aquí nuestro más profundo pésame a las familias de las niñas fallecidas